Compatibilidad Signos Zodiacales entre Piscis y Escorpio Mujer

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Tienen una afinidad extremadamente alta, pues tienen muchas características comunes. Son capaces de alcanzar todo lo que deseen, ambos son emprendedores y cuentan con una enorme capacidad de diálogo, sin necesitar ni siquiera hablar. Se conocen mutuamente en profundidad, tanto en sus puntos fuertes como en los débiles. Son intuitivos y susceptibles. Se entregan mutuamente en alma y cuerpo. En esta relación el pensamiento es reemplazado por la intuición. Con respecto a lo físico se atraen mutuamente, son sensuales y fogosos. Piscis necesita sus propios momentos de meditación, soledad e independencia. Cuenta con una inmensa dulzura, es muy sensible y precavido. Su estado anímico es muy variable y se conmueve fácilmente cuando se siente contenido y querido. Es sensible, soñador, romántico, compañero, bondadoso y sentimental. Se entrega sin condiciones, pues no hay para él límites sentimentales. Estas características enamoran al dominante Escorpio, ya que su inseguridad afectiva lo molesta, ya que éste es extremadamente celoso. Esta pareja irá para adelante y encontrará fácilmente la felicidad

Al ser ambas del elemento agua, cabe esperar que se lleven bastante bien ya que tienen estructuras internas iguales, aunque la forma de llevarlo a la práctica sea diferente. En el mundo emocional se entienden a la perfección, es como si supieran lo que la pareja está percibiendo, e incluso pueda ser de que ambas conozcan o tengan afición por fenómenos ocultistas, esotéricos, u otros. Si Escorpio no muestra rasgos agresivos puede que permanezcan juntas muchos años. El amor entre los seres humanos no es imperativo sexual, ni dogma social o religioso que impida la libre unión entre dos personas, sean estas de distinto color de piel, del sexo que fuere, o de cualquier religión. Pero sí debemos entender que para que surja el amor, es imprescindible el lazo de la amistad, de la amistad sincera que no busca aranceles, ni comisiones de confianza, ni camas huecas de afectos, ni de las dudas de los celos infecciosos.