Compatibilidad Signos Zodiacales entre Aries y Virgo

Consulta la compatiblidad entre Aries y Virgo ...

Mientras esta relación se desenvuelva, dentro de un marco carente de responsabilidades y compromisos, funcionará adecuadamente, pero si intentan la empresa del matrimonio, tendrán las mismas posibilidades de fracasar que de tener éxito.

Todo dependerá de la tolerancia que uno tenga para con el otro.

En el lecho, la imaginación de Virgo será cautivada intensamente por la osadía y el atrevimiento de Aries, pero sus personalidades sexuales son en extremo diferentes.

Verdaderamente contrapuestos, Virgo representa la pureza del alma, es maduro, es un sabio consejero, detallista, trabajador, fiel y un organizador por naturaleza, excesivamente sincero y crítico. Opuesto a lo anterior, los arianos desconocen el compromiso y la responsabilidad, son audaces e individualistas y poseen una inmensa fuerza vital. Se despreocupan del futuro, disfrutan del presente, disgustando así a Virgo que es muy previsible. Sin embargo forman una relación apasionada por la seducción destacada en la pareja, y aunque a Virgo se le dificulta demostrar sus sentimientos, se entrega sin trabas al enamorarse, seducir mujeres es una de las grandes virtudes del hombre Aries.

Estos signos se complementan perfectamente a pesar de poseer personalidades contrapuestas. Mientras Aries vive el presente, Virgo es totalmente cauteloso, previsor, conservador y siempre se está preocupado por obtener el mayor bienestar, tanto en lo social como en lo económico. Virgo es servicial, organizado, comunicativo, soñador y romántico. Es estricto, piadoso y sabe como contagiar su tranquilidad. Resiste los caprichos de su pareja teniéndole paciencia y es fiel, por eso piensa muy bien antes de tomar decisiones o contraer responsabilidades. Por otra parte, Aries es autoritario, impulsivo, apasionado, individualista, enérgico y creativo, se involucra sorpresivamente, le huye a los compromisos y se disgusta si se siente atado a su hogar. Parecería que estas características los separarían, pero por el contrario, se destaca entre ellos una atracción que los une, una loca pasión que minimiza las imperfecciones y maximiza las virtudes de cada uno.

Verdaderamente contrapuestos, Virgo representa la pureza del alma, es maduro, es un sabio consejero, detallista, trabajador, fiel y un organizador por naturaleza, excesivamente sincero y crítico. Opuesto a lo anterior, los arianos desconocen el compromiso y la responsabilidad, son audaces e individualistas y poseen una inmensa fuerza vital. Se despreocupan del futuro, disfrutan del presente, disgustando así a Virgo que es muy previsible. Sin embargo forman una relación apasionada por la seducción destacada en la pareja, y aunque a Virgo se le dificulta demostrar sus sentimientos, se entrega sin trabas al enamorarse, seducir mujeres es una de las grandes virtudes del hombre Aries.

Los dos elementos fuego y tierra, Aries y Virgo, si bien pueden presentar algunas desavenencias, puede ser que puedan convivir juntas y desarrollarse normalmente sin demasiados trastornos. En este caso el signo Aries llevaría la iniciativa, aunque debería atender las necesidades de su pareja, que vería en sus actos demasiada precipitación, exceso de optimismo y escasa evaluación de sus actos. Virgo necesita pensar todo lo que hace, analizar los pros y los contras, evaluar el afecto de su pareja; y Aries es signo de acción, primero actúa y luego piensa, y para él, el sentido formal y analítico de Virgo le proporcionaría mayor estabilidad y sentido práctico. Los sentimientos entre ambos están en escalas de valores distintas, así como la forma de ver los distintos aspectos de la vida cotidiana. El amor entre los seres humanos no es imperativo sexual, ni dogma social o religioso que impida la libre unión entre dos personas, sean estas de distinto color de piel, del sexo que fuere, o de cualquier religión. Pero sí debemos entender que para que surja el amor, es imprescindible el lazo de la amistad, de la amistad sincera que no busca aranceles, ni comisiones de confianza, ni camas huecas de afectos, ni de las dudas de los celos infecciosos.